El Sectarismo del Mal Gobierno
*** Indispensable contar
con un gobierno de Derecho
El buen gobierno ciudadano es aquel
que no puede tolerar en su Patria un poder que pretenda hacerse superior a las
leyes
Cicerón
BLAS A. BUENDÍA *
El día en que el Pentágono se decida a invadir México
con motivos del amplio descaro de Andrés Manuel López Obrador, a quien se le
asocia como un presidente y líder del narcotráfico en América Latina, no debe
de protestar…, porque el mismísimo político tabasqueño se lo buscó, y que
en lo sucesivo, desdichadamente revivirá las páginas negras cuando Antonio
Noriega fue apartado del poder por los Estados Unidos al ejecutar una algarada
en Panamá.
Se encuentra fuera de duda, sin embargo, que en la
actualidad los Estados Unidos Mexicanos, con y por su gobierno transita el
narcotráfico, para lo cual, los entendidos conocen como un “régimen de
izquierda” emanado de la intolerante oclocracia abortada por la kakistocracia.
Aun siendo así, el narco-gobierno de la Cuarta
Transformación de la Nación se ha apartado de todo precepto del Derecho
Internacional, incumpliendo de paso con determinados deberes como es el respeto
irrestricto a la Constitución Política.
Thomas Paine quien fue en su momento un leído
intelectual y revolucionario, promotor del liberalismo, la democracia y la
izquierda política, en su obra “Los derechos del hombre”, nos ilustró diciendo:
“Todo gobierno, aún en su mejor actuación, es un mal necesario, en su peor
actuación, un mal intolerable”.
La Academia de Derecho Penal del Colegio Nacional de
Abogados Foro de México, A.C., al remontar también su pensar aprendidas en las
queridas aulas universitarias en la década de los 70´s, hace recordar: “El
gobierno (aún de izquierda) no debe proscribir ni dispensar protección a
ninguna doctrina; es ajeno a su instituto, que es el de observar y hacer
observar las leyes”.
Para el controvertido presidente Andrés Manuel López
Obrador ha demostrado que gobierna con el “hígado”, un día sí, y otro también,
bajo la consigna del omnipoder del narcotráfico que de facto gobierna también a
México, solo que en el terreno de la criminalidad ya que tiene a sus propios
espías insertados en el mismo aparato gubernamental, es decir, se les
identifica porque están inconfundiblemente vestidos de militares quienes
analizan todo movimiento que pudiera estar en su contra.
En este contexto y de forma urgente, a la actual
Cuarta Transformación de la Nación, se le debe de hacer saber que el gobierno
de iure (como referían los más ilustres catedráticos y políticos de esa
generación de abogados) o de Derecho, es aquél que se ha constituido legalmente
y que además debe de desempeñarse acorde a los principios jurídicos insertos en
el espíritu y letra de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos.
Penosamente, López Obrador no lo entiende de esa
manera, sino en su afán de querer afianzarse como un líder en la esfera del
narco, lanza retos sin razón al país más poderoso del Planeta, el cual, espera
complacidamente para atacar de forma inmediata a todos esos agentes del mal que
se hallan radicados a lo largo y ancho del territorio mexicano. En este
contexto, EU tiene todos los elementos para declarar a México un Estado de
facto, como aquél simulado árbol del que le penden las bananas, todas chuecas
por el enfoque que se le vea.
Ahora —refiere la Academia de Derecho Penal del
Colegio Nacional de Abogados Foro de México— en México se debe de saber que una
transformación política, aún sea ésta de la Cuarta Transformación, debe de
llevarse a cabo únicamente a través de su orden jurídico, a contrario sensu,
“un régimen de Estado de Derecho”.
Sería lamentablemente “un régimen de hecho”, que solo
obedece bajo la insignia y dominado por la cacería del poder del narcotráfico,
desconociéndose asimismo la fortaleza que tiene el Poder Ejecutivo mexicano, es
decir, viene abusando de su propia autoridad que le ha conferido el orden
institucional.
La escala del desorden del narco-poder no tiene fin.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador se ha opuesto a respetar el orden
jurídico creado por la Carta de Carranza, lo que convertiría a nuestra Patria
en una gobernanza de anarquía, y en el peor de los desastres sociales, bajo las
órdenes del poder de los barones del narcotráfico, en amplia y descarada
colusión del poder del gorilato militar.
La frase trepidante de Luis Donaldo Colosio con su
inquietante observancia de “yo veo a un México con hambre y sed de justicia”,
recobra plena vigencia ante la insensibilidad del mal gobierno de López
Obrador, que en lugar de que fijara su posición en contra del narcotráfico, aún
lo protege en aras de una posible invasión gringa al territorio que solo
pertenecen a sus 130 millones de habitantes.
El mismo Andrés Manuel está dando todas las pautas y
condiciones para que el poder de Estados Unidos de Norteamérica ordene una
incursión militar en contra de un pueblo que se ha visto subyugado por el
narcotráfico, plenamente contagiado por la circulación del dinero fácil,
campeando los crímenes de Estado y los monstruosos brazos de la corrupción.
“En la interrogante de la hora presente por la que
atraviesa nuestro México, habría que dilucidar si nuestro gobierno es de
Derecho o de ‘Hecho’, o si ambos encuentran vínculo en la actualidad con el
narco, más notorio que en algún otro sexenio del pasado”, alertó el abogado
penalista Alberto Woolrich Ortiz.
“Cualquier problema de trastocamiento del orden
constitucional se convierte en una lucha de ideales, que según se observa, hoy
mantiene un proceso contradictorio en toda la comunidad internacional. La
gravedad de éste tópico debe de ser evitada en nuestro México”, urgió para
precisar: “No podemos dejar de referir lo que dice nuestro Pacto Federal,
‘cuando un funcionario no reúne las características que la Ley determina, debe
ser apartado del cargo que se le confirió por sus extraordinarios abusos que ha
creado una ínsula impenetrable que salvaguarda el fenómeno del narcotráfico’.
“Frente a ese sectarismo del mal gobierno, ese
gobernante debería de ser inmediatamente destituido y consignado a un juez en
aplicación de las leyes secundarias o siguiendo el protocolo que establecen los
artículos 108 y siguientes de la Carta Magna”, apremió el abogado Alberto
Woolrich Ortiz, quien es presidente de la Academia de Derecho Penal del Colegio
Nacional de Abogados Foro de México, A.C.
“¡Es cuanto!”, concluyó.
Reportero Free Lance *
Premio México de Periodismo Ricardo Flores Magón-2021
filtrodedatospoliticos@gmail.com
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