El México Terrorista de López Obrador, Teñido en Sangre
*** Se debe a su fallida estrategia contra el narco crimen organizado, al que ha empoderado para establecer un gobierno de facto con 160 mil víctimas fatales
*** A lo largo de la República Mexicana —considerada como el más grande santuario cementerio del mundo—, se hallan cuerpos desmembrados y congelados; se descubren grupos de migrantes asesinados, todas las semanas aparecen cadáveres por doquier con mensajes amenazantes, se dejan muertos regados en la vía pública, se cometen asaltos masivos en las carreteras y suceden balaceras en centros comerciales a plena luz del día
BLAS A. BUENDÍA *
Un día sí, y otro también.
A poco más de un año para que concluya el primer sexenio de tinte dictatorial y terrorista, la “guerra” personal contra la delincuencia organizada iniciada en los primeros días de la actual administración en diciembre de 2018, parece no tener fin, por el contrario, se tiene la impresión de que ha adquirido más fuerza y más violencia, gracias a la campaña de “abrazos y no balazos” y la afirmación presidencial de que también se protege —con sello de garrafal error— a los delincuentes “porque también son seres humanos”.
A menos de un mes de haber tomado posesión de la original banda presidencial —no la cinta tricolor con el Águila Imperial al centro— en una concentración circense efectuada el 20 de noviembre de 2006 en el entorno de la Plaza de la Constitución, Andrés Manuel López Obrador, el llamado Peje se autonombró “presidente legítimo de la república amorosa”.
¿En qué cerebro cabe tanta maldad, crueldad y locura?, se preguntan miles de conciudadanos.
Y como primer decretó, el fratricida de Macuspana, Tabasco, embestido como Presidente de la República, lanzó una especie de impunidad para los diversos carteles de la droga, que tienen controlado y aterrado, al 70 por ciento del territorio nacional.
Lo cierto es que de acuerdo con el informes de instituciones de prestigio internacional, el actual panorama criminal en México está dominado por la batalla entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), definido como una organización emergente que basa sus operaciones en el tráfico de drogas sintéticas, y el Cártel de Sinaloa, catalogado como la organización históricamente dominante en territorio mexicano.
El “gobierno de la era Peje”, que siempre funcionó como un sexenio fallido, teñido de rojo sangre, con una desorbitante cifra oficial de poco más de 160 mil víctimas que se cometen con violencia desmedida, todos sucesos han quedado en la impunidad porque México perdió su Estado de Derecho.
A lo largo de la República Mexicana —considerada como el más grande santuario cementerio del mundo— se hallan cuerpos desmembrados y congelados; se descubren grupos de migrantes asesinados, todas las semanas aparecen cadáveres por doquier con mensajes amenazantes, se dejan muertos regados en la vía pública, se cometen asaltos masivos en las carreteras y suceden balaceras en centros comerciales a plena luz del día.
Para el oclócrata tabasqueño —emanado de la más calificada boñiga kakistocrática latinoamericana—, no pasa nada; conjetura que “se está trabajando”; anuncia que todos los días se reúne con el Gabinete de Seguridad antes de iniciar la “plañidera” (antes mañanera), desde donde paralela e instantemente, calles y avenidas de las principales ciudades del país, están embarradas de auténtica sangre humana, producto de la incontrolable narco inseguridad. Pero no hay resultados.
Para el narco presidente Obrador —alias “el cascarrabias”—, la violencia es responsabilidad de los gobiernos anteriores. A pesar de que tiene el pleno poder, de ser el comandante supremo de las Fuerzas Armadas, tiene recursos letales para enfrentar a las bandas de delincuentes, y sigue sin haber resultados
En macabra coincidencia, los aspirantes a cargos de elección popular que no son del agrado de los narcos, son arteramente asesinados; no se puede ignorar que la mayoría de los gobernadores de los estados que tienen playa en el Océano Pacifico, fueron seleccionados y financiados por los señores de los cárteles.
En sus peroratas mañaneras, el bufón de Palacio Nacional se dedica a denostar a quienes considera sus adversarios; a difamar a los que revelan sus sandeces, ocurrencias y actos de corrupción de sus familiares más cercanos; la actitud de su hijo José Ramón (que lleva el nombre del hermano menor que asesinó de un balazo en la cara), se caracteriza como el primer chantajista de México.
Otro de sus vástagos de nombre Andrés Manuel, será el más recordado por su tráfico de influencias, beneficiando a sus amigos; y así, por igual, la imperante corrupción de sus más cercanos colaboradores y de algunos miembros de su gabinete bajo la protección no solo del Ejecutivo federal, sino de las mismas Fuerzas Armadas, donde soterradamente existe un descontento generalizado por la tropa porque a ésta no le hacen llegar las ganancias de los “botines de guerra” que Generales amasan en sus cuentas bancarias.
El tirano y comunista López Obrador, con su acostumbrada petulancia y soberbia, supone que el poder presidencial es eterno; niega el vínculo amistoso y de complicidad que tiene con el Cartel de Sinaloa, en concreto con los hijos de Joaquín Guzmán Loera, líder del Cartel de Sinaloa —detenido en Estados Unidos de por vida—, conocidos como “los chapitos”.
En toda esta carrera de rosarios de nepotismo, chantajes y robos descarados al erario del presidente Andrés, no se olvida el desplante de poder, al ordenar la libertad de Ovidio Guzmán, mejor conocido con el apodo de “el ratón”, en aquella tarde del 17 de octubre de 2019.
Solo que existe un revés para este narco gobierno, toda vez que Alfonso Alexander López Moreno, juez Quinto de Distrito en materia de Amparo y Juicios Federales del Estado de México, negó otorgar un amparo a Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, contra la solicitud del gobierno de Estados Unidos de extraditarlo, para enfrentar diversos cargos relacionados con el narcotráfico.
Esta decisión del impartidos de justicia le acarreará grandes problemas por lo que es necesario que el Poder Judicial tanto federal como locales, blinden la seguridad ante cualquier atentado que podría consumarse por sorpresa.
Otra muestra de la complicidad de López Obrador con los cárteles de la delincuencia organizada, es su indiferencia ante las imágenes de victimas que han sido exhibidas, humilladas, vilipendiadas y torturadas por las bandas de sicarios.
Con gran indolencia incalificablemente “infantil”, el arbitrario jefe del Ejecutivo, desde el púlpito de Palacio Nacional, viene expresando lacónicamente que “los voy a acusar con sus mamás”, una declaración presidencial que, además de cínica, revela la ignorancia y el bajo nivel de valores y principios que tanto presume y que dice posee. El territorio nacional está teñido de rojo sangre, no obstante, AMLO se niega a modificar su estrategia de seguridad.
Faltan pocos días para que una vez más, desde el balcón central del emblemático Palacio Nacional, el zafio tabasqueño haga tañer el histórico esquilón de San José, y repita la estulticia de “¡Viva la Fraternidad Universal! Esa secta Fundada en 1948 en Caracas (Venezuela) por el astrólogo Serge Raynaud, que con el paso del tiempo, solo ha creado inseguridad y manga ancha para los criminales que se dedican al cien por ciento al narco terrorismo.
La famosa Fraternidad Universal nada tiene que ver con la histórica relación de Héroes de la Intendencia de México.
El traidor a la Patria, Andrés Manuel López Obrador —cabe subrayar— tiene el país bañado en sangre debido a la complacencia que tiene hacia las diversas bandas de la delincuencia organizada.
Otras sandeces del “presidente platanero” son la falta de medicamentos para atender casi todas las enfermedades y su idea de fundar una gran farmacia con las medicinas de todo el mundo.
También haber destrozado el servicio de salud al eliminar el Seguro Popular, que daba servicio a más de 20 millones de derechohabientes sin ser parte del IMSS o del ISSSTE, para fundar el fracasado Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI)
Otra estupidez del bribón de Palacio Nacional, fue desmantelar la construcción en Texcoco del Nuevo Aeropuerto internacional de México, con una inválida y anticonstitucional encuesta a mano alzada. Remodelar la Base aérea militar de Santa Lucia, que cuando llueve parece laguna. Además que está más abandonado que un cementerio.
También construir una refinería a la orilla del mar, que a pesar de haber sido inaugurada no ha producido ni un litro de gasolina. Faltan más de una decena de sandeces presidenciales.
Aunque antes que nada, en redes sociales se demuestran las señales de una persona tóxica, que a manera de ejemplo, se compulsa contra Andrés Manuel López Obrador: “Siembre son víctimas; saber manipular; deforma la realidad; nunca admite su culpa; se queja de todo; todo se basa en su interés personal; y solo habla de sus problemas”.
Con todas descarriadas fantasías del adoctrinador y anárquico agitador de Macuspana, el nuevo jefe de la mafia del poder, el tartufo Andrés Manuel López Obrador, celosamente ya tiene resguardado un lugar en la historia de la Nación, que es el bote de la basura.
Reportero Free Lance *
Premio México de Periodismo Ricardo Flores Magón-2021
filtrodedatospoliticos@gmail.com
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